Black Swan

Anoche tuve un sueño muy raro. Era el de una chica que es transformada en cisne y necesita el amor para romper el hechizo, pero el príncipe se enamora de otra y ella se suicida.

¡Oye!

¿A ti te parece bonito irrumpir en mi vida como un huracán y destrozarme el corazón el día de San Valentín? Es que cuando te has tropezado conmigo esta mañana has tirado al suelo mis sueños, me has pisado los planes y, ¡ahora no encuentro mi cabeza! ¿Puedes mirar a ver si te la llevaste por error? La necesito para no cometer ninguna locura, como por ejemplo decirte que te quiero... Espero que no la hayas confundido con tu dignidad. Ya para acabar sólo quería informarte de que el café que llevabas en la mano me ha manchado las ideas y ahora no se ve nada. 



San Valentín no se merecía ni una entrada, pero ÉL si, porque me gustaría regalarle todas las sonrisas y los besos que tengo guardados en el baúl donde descansan los pedacitos que pude recuperar de lo que antes era mi corazón. Así que esto es una entrada de San Valentín con retraso y se la dedico a ÉL.

Un solo paso

Cierras los ojos y ves todo negro a tu alrededor. El viento murmura palabras silenciosas en tus oídos. Piensas por qué estás ahí y todo pasa por tu mente a una velocidad de vértigo.

Vértigo, como el que sientes ahora que miras hacia abajo y ves los coches pasar bajo tus pies y tal vez a una o dos personas mirar hacia arriba y señalarte. Pero a nadie le importa que estés a punto de tirar tu vida desde lo alto de un edificio, al fin y al cabo ¿quién eres para ellos? Nadie.

Nadie.

No eres nadie para jugar así con una vida, por mucho que sea tuya no tienes derecho a destrozarla por un estúpido error.

Miras hacia atrás y el viento que antes susurraba ahora te grita, te revuelve el pelo, y tira al vacío tus ilusiones, o las que te quedaban, porque ya no tienes nada, estás a punto de hacerlo, estás a un paso de la muerte.

Y entonces te das cuenta de lo que de verdad importa en esta vida. El simple hecho de que el corazón te lata ya debería de significar algo, pero también está toda esa gente que te quiere, porque aunque no lo creas, tienes amigos que te aceptan por ser como eres. Y no sé si servirá de algo, pero también podrías hacerlo por ella, porque la quieres, adoras su mirada y te encantaría saber cómo huele su pelo o el tacto que tiene. ¿De verdad te morirías sin saberlo, sin decirle que la quieres con toda tu alma?

Por favor, no lo hagas, no saltes, no te vayas, no te mueras. Por favor.

Y entonces él dio un paso hacia su eterna condena.